El Apellido

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EL APELLIDO

Las excavaciones arqueológicas, demuestran que las invasiones datan de la prehistoria. Los primeros humanos llegaron a la Península Ibérica hace 35000 años, a lo largo de los siguientes milenios,  el territorio fue invadido y colonizado por celtas, fenicios, cartagineses y griegos, allá por el año 200 a C. la mayor parte de la península pasó a formar parte del Imperio romano.

Tras la caída de Roma, llegó la dominación de los visigodos hacia el año 507 que se prolongó hasta el año 711 que fue cuando se produjo la primera invasión de musulmanes desde el norte de África que en poco tiempo dominaron gran parte de la Península Ibérica.

Durante el siglo XIX los franceses colocaron en el trono de España a José Bonaparte hermano de Napoleón, hasta que mas adelante se consiguió la expulsión de los soldados franceses.

En 1936 España se sumió en una terrible guerra civil, propiciando invasiones internas dentro del territorio español.

No tengo constancia de que los guerreros invasores, viajaran con sus esposas o parejas en las distintas conquistas, por lo que llego a la conclusión de que satisfacían sus deseos sexuales con las damas que se cruzaban en su camino en el momento, a su vez, las sufridas mujeres de los guerreros quedaban a merced de las tentaciones que sufrían en el territorio propio. Tendremos en cuenta que una tentación se resiste con un mínimo de voluntad, la cosa cambia cuando dicha tentación es cotidiana y se padece a diario, es fácil que al final se termine por sucumbir a ella, todo ello, dicho sea de paso, sin desmejorar la virtud de muchas de las mujeres que soportaron estoicamente los envites. Los guerreros mas pudientes, conocedores de ello colocaban en la zona erógena de la hembra, un mecanismo al que se le llamó Cinturón de Castidad, para inhibir y alejar las malas tentaciones; pero he ahí que el asunto ese no tiene enmienda y agudiza la picardía humana, donde hay un artilugio para impedir el sexo, los cerrajeros de la época  montan un antiartilugio y listos, una ganzúa maestra y al tema, que se acaba el mundo. Mientras tanto, los guerreros de a pie que iban a las cruzadas para conseguir unos maravedíes que llevar a casa, cuando volvían algunos de ellos, después de algún año de guerrear se encontraban con  que la familia había aumentado por obra y gracia del Espíritu Santo.

Fue hacia 1924, cuando el ginecólogo japonés Kiyusaku Ojino descubrió un método natural para controlar la natalidad que consiste en conocer  los días fértiles de la mujer, con respecto a la menstruación, aunque data de al menos 2000 años atrás, está documentado el método coitus interruptus que se trata de una retirada a tiempo y eyacular el semen, fuera de la vagina. Los invasores de turno, no tenían en consideración estos detalles y arrasaban sin contemplaciones con las mujeres que se les ponían por delante sin ningún miramiento ante la posibilidad de dejar embarazada a su víctima.

Hay acciones sexuales menos violentas, a cargo de un sector nómada como son los marinos, chóferes, viajantes, turistas, etc. etc., algunos de los cuales, prodigaban sus encantos a las damiselas que faltas de comprensión y cariño, algunas de ellas, se dejaban arrastrar hasta lo mas profundo del séptimo cielo o bien se consolaban por unos maravedíes.

Algunos de los caballeros, sentían una atracción tal, que tiraba mas que dos carretas y enraizaban en el lugar, siempre que la dama en ciernes estuviera libre de ataduras, mientras que otros, seguían su camino dejando el correspondiente regalito a la ex amada, o sea un paquetito que resulta ser el único inocente de toda la trama, el único que no tiene culpa de nada y que tiene todo el derecho de estar ahí. Le colocaban el apellido del marido de la dama y como no se habían descubierto las ventajas del ADN, por la parte que le correspondía se llevaba el secreto a la tumba y el marido, aunque no fuera el padre biológico de la criatura, hacía lo propio pues la verdad, no era para estar orgulloso y así en estos dines y diretes, transcurrían aquellos tiempos.

Creo pecar de exagerado ante esta narración, pero si analizamos, pueden darse muchos casos que coinciden con mi teoría. Por supuesto que nuestra madre fue una santa y mantuvo su virtud contra viento y marea; pero no es de extrañar que en la larga cadena de antepasados que tenemos cada uno, desde que se implantó el uso del apellido, hubiera algún eslabón que sucumbió a las tentaciones y he ahí que el apellido de los que vinieron después ya no correspondía al verdadero origen de las personas que lo portaban, mientras que la madre si era la que lo había traído al mundo pero al otorgarle su apellido en el segundo orden, éste se pierde a la siguiente generación, mientras que el  apellido primero, el erróneo, es el que va pasando a través de las generaciones hasta el año 1999 en que la legislación española ya permite cambiar el orden.

Me vengo a referir que lo mas fidedigno sería llevar el apellido de la madre, ya que es bastante mas probable que sea el que corresponda, aunque siempre quedan flecos, como madres de alquiler, cambiazos en la maternidad o casos que se destapan últimamente de haber comunicado a la madre, que la criatura falleció en el lance y entregársela a otra señora previo acuerdo y remuneración.

Por este motivo, cada vez que alguien presume de apellido con pedigrí o pura cepa, me vienen a la mente todas estas posibilidades por las que la persona que presume, puede estar equivocada. El mesticismo es ley de vida, una opción mas dentro del abanico y el tiempo lo difumina todo, los apellidos raros, con el paso del tiempo pasan a la normalidad y las razas “blanca” o “negra”, dejarán de serlo porque pasaran a “marrones” y si no, al tiempo.

Amadeo Navales

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